lunes, 30 de agosto de 2021

POR QUÉ EL FRANCÉS NO PUEDE SER UNA ASIGNATURA OPTATIVA EN SECUNDARIA

       Como sabéis, todos peleamos por la supervivencia del francés dentro del curriculum de secundaria. Y cómo sabéis todos encontramos un obstáculo tras otro que cada vez entorpece nuestro trabajo y nuestro futuro.

      Como sabéis, el frances, primera lengua extranjera se está perdiendo y por tanto es una calle sin salida.

      El francés, segunda lengua extranjera (SLE) , tiene, en algunas comunidades, un carácter obligatorio. Bien.

      En otras comunidades, como en la nuestra, el francés SLE es una asignatura optativa de 1º ESO a 2º Bachillerato.

       Antes de continuar, hay que recordar que el francés, como toda lengua extranjera, exige una progresión en dificultad, y eso significa la necesidad de grupos más o menos homogéneos en nivel para un buen aprendizaje de la misma. 

       Su carácter optativo conlleva múltiples inconvenientes que todos conocemos:

  • El carácter fluctuante de los alumnos.
    • Alumnos que empiezan en 1º ESO pero se cansan y no continúan. Lo más triste: ·"han perdido el tiempo".
    • Alumnos (unos pocos), que escogen esta asignatura en 3º o 4º ESO sin haberla cursado antes, alterando el nivel que debería impartirse en estos cursos.
    • Alumnos que cursan francés en 1º ESO  pero se cansan; luego se lo piensan en 3º ESO y así entran y salen de la asignatura como si fuese una autopista.
  • El gran número de optativas que compiten con el francés.
    • Asignaturas con titulos sugerentes como "Astronomía romántica", "teatro", "juegos tradicionales".
    • Asignaturas sin curriculum previo prediseñado por un decreto.
    • Sin continuidad, con excepción de la informática.
      Imaginemos algunos ejemplos:
    • Un alumno que cursa robótica en 3º ESO. No necesita conocimientos previos para cursar la asignatura con éxito.
    • Un alumno cursa por vez primera cultura clásica en 3º ESO. Aunque el resto de la clase hubiera cursado esta asignatura en 1º y 2º (circunstancia altamente improbable), no tendría mayores dificultades en seguir los contenidos puesto que son impartidos en la lengua materna (castellano o valenciano).
    • Un alumno que cursa "química en la cocina". El profesor programa su asignatura sin tener que atenerse a un programa curricular preestablecido, con lo que el profesor podrá simplificar los contenidos y criterios de evaluación todo lo que desee sin caer en contradicciones con ningún decreto.
       Después de esta introducción, me gustaría contar mi experiencia vivida en un instituto en el momento de distribuir los alumnos en las distintas optativas propuestas. 

    El gran miedo de nuestro profesor de francés es que si hay muchas optativas, "sus alumnos" de cursos anteriores, pueden caer en la tentación de escoger otra asignatura optativa con títulos más atractivos que "francés" a secas. Pero no había tenido en cuenta la catástrofe  que va a suponer el que haya "pocas" asignaturas optativas.

       Como es habitual el alumno escoge, en  primer lugar la optativa que desea, luego la segunda opción y así sucesivamente.

       En este instituto, se decide proponer cuatro optativas y limitar un número máximo de alumnos por optativa (en principio, buena idea). Sin embargo, esto significa que si hay más alumnos que plazas, algunos alumnos serán reenviados a la segunda o tercera opción.

       Imaginemos un 3º ESO donde sólo dos alumnos han escogido frances como optativa. Como este instituto no establece un número mínimo de alumnos para impartir la asignatura, nuestro profesor de francés  tendrá sus dos horas de clase en  3º de la ESO se consolará pensando: "Mejor 2 bien motivados que 15 sin interés".

       Llega el primer día de clase y SORPRESA". Hay 10 alumnos de francés en la lista, 8 de los cuales están enfadados. ¿Cómo es posible? 

      No es tan difícil de contar. Por ejemplo, 70 alumnos para 3º ESO y cuatro optativas. 20 alumnos por optativa como máximo. Llega un momento en que nos van a sobrar 8 alumnos que no caben en las otras opativas y SÍ caben en francés porque sólo hay 2 apuntados.  Ahí se van, les guste o no.

      Comparemos dos posibles casos.  
  • Un alumno escoge por orden: informática, iniciativa empresarial, cultura clásica, francés. Por sorteo, no ha conseguido plaza en la primera optativa; por sorteo, no ha conseguido plaza en la segunda optativa y se va a cultura clásica. El alumno piensa: "Menudo rollo, no es lo que me interesa, pero bueno, lo estudiamos y punto". 
  • Ahora imaginemos uno de estos 8 alumnos que no cabe más que en francés. El alumno piensa: "Es injusto, yo nunca he dado francés; no tengo ni idea, ¿Cómo voy a ponerme al día con los otros compañeros que ya han cursado dos cursos de francés? NO VOY A HACER NADA,
       En este último caso, no es un alumno que, por capricho, entra y sale de la asignatura cuando le place, sino que "le ha tocado la lotería", como el que cae en el pozo en el juego de la oca, SIN conocimientos previos y SIN motivación.

      Queda probado que en estos dos ejemplos, el alumno de cultura clásica tiene una ventaja sustancial frente al alumno que le ha tocado francés.

      Y eso sin mencionar, aquel alumno que se matrícula fuera de plazo, condenado a FRANCÉS, sí o sí (porque, recordemos, aún quedan 10 plazas libres).

      En conclusión. El francés, como lengua extranjera que es, no puede ser tratada como una opativa más. Sus características curriculares exigen una dedicación, una continuidad, una progresión que exige para su buen funcionamiento un grupo fijo de alumnos que año tras año cursan la asignatura.

      El francés lengua extranjera, no se ajusta a las características que tienen el resto de asignaturas opativas y en consecuencia no debería de ser tratada como una de ellas.

     ¿Tiro piedras a mi propio tejado? Quizá, pero lo cierto es que una organización de optativas como la actual, conduce el francés a la marginación, complica innecesariamente la tarea del docente y condena injustamente al Hades a ciertos alumnos. 


S. Gilabert







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